La goma-laca
ha sido uno de los tipos de terminación más antiguos que se han usado debido a
que su secado es rápido, protege bien y ha tenido buen comportamiento a lo
largo de los años. Se conoce su uso desde el año 1000 a.c. en la India. Su
máximo esplendor se consiguió a partir del año 1.820 en Europa, donde se creo
la aplicación de goma-laca a muñequilla, consiguiendo unos acabados de aspecto
suave y sedoso y de un alto brillo que todavía aún no se han podido igualar.
Actualmente
es menos usado por la aparición de otro tipo de terminaciones más rápidas de
aplicar y con buen secado, y por que su aplicación requiere mucho trabajo por
parte del artesano. La goma-laca
es un material orgánico que proviene de los residuos de un pequeño gusano rojo
(coccus laca) que habita en Ceilán y en la India. Los cultivadores retiran
estos residuos, en forma de concha, de las ramas y los funden para hacer
planchas lisas que después se parten y se envasa para su comercio.
Esta se
puede localizar en el mercado en forma de escamas o ya disueltas en alcohol
(preferentemente alcohol desnaturalizado o etílico). Si la compramos en escamas
una buena proporción será 600gr. en 1l. de alcohol. Otra proporción muy
parecida es en un recipiente de ¾ de l. añadir 1/3 del volumen. Esta proporción
base se puede modificar después añadiéndole más alcohol. Es
preferible hacerla nosotros que comprarla ya liquida pues en esta no estaríamos
seguros de cual sería su concentración. Algunos fabricantes de confianza si te
especifican la proporción empleada en la etiqueta. Una vez disuelta nuestra
concentración 600 gr./l., para aplicarla añadiremos ½ l. de alcohol para
conseguir 350gr./l.
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